Pasan los meses, los días, las horas, los minutos, los segundos. Parece eterno y aún así a veces se me antoja tan corto, tan fugaz...
La rutina me lleva de cabeza a todo esto, no se que fue que es ni que será de mí, ya no soy capaz ni de expresar lo que me pasa; creo que ni yo misma lo sé. Las mismas dudas de siempre me han vuelto a atormentar, como un ciclón que llega y arrasa con mis planes, mis sentimientos y mis convicciones de que esta vez será la definitiva. Todo se nubla, llega la oscuridad y de repente, un rayo me apunta, con su luz parpadeante e intensa, y luego se desvanece. ¿Y yo qué? ¿Me quedo paralizada esperando a que se pase la tormenta o miro al cielo esperando que otro rayo me devuelva un segundo de paz? O mejor, ¿espero a que tú me devuelvas la ilusión que nunca supiste que perdí?
Necesito cambiar de aires, de ciudad, de rutina y en definitiva de ti, que al contrario de lo que debieras, sacas mi lado más oscuro y más depresivo, mi lado más inaguantable y más detestable, al menos en mi opinión, que al fin y al cabo es la que más cuenta.
"Son peores las ideas definitivas que las malas ideas".